Reducir las emisiones de metano de origen humano es una de las estrategias más rentables para reducir rápidamente el ritmo de calentamiento y contribuir de forma significativa a los esfuerzos mundiales para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las emisiones de metano en la agricultura deben reducirse en un 25% de aquí a 2030 (en relación con las emisiones de 2020) si queremos limitar el calentamiento a 1,5°C al menor coste (United Nations Environment Programme and Climate and Clean Air Coalition, 20211). Las emisiones de metano de la agricultura se deben en gran medida a la fermentación entérica de los rumiantes (más del 70%), seguida del cultivo del arroz y la gestión del estiércol.
Sobre este tema, no se puede hacer nada sin los agricultores. Hay que darles las herramientas necesarias para mejorar la situación en sus explotaciones. Entre ellas, sería muy útil disponer de una herramienta para medir sus emisiones de metano y la reducción asociada a las soluciones aplicadas en sus explotaciones. Estas herramientas deben ser fáciles de usar y fiables para animar a los agricultores a actuar. Ya existen iniciativas con el ejemplo de Metha’data, una base de datos con más de 10 años de antigüedad, conectada con una ecuación que predice la intensidad de metano gracias a los ácidos grasos de la leche y la producción láctea. Los más de 300.000 datos proceden de más de 7.000 ganaderos de más de 20 países.
Medir las emisiones de metano en las explotaciones agrícolas aporta muchas ventajas:
Los ganaderos, pero también todo su entorno (empresas lácteas, laboratorios de análisis, fabricantes de piensos, asesores generales o especializados, organizaciones de control lechero, etc.) pueden contribuir a este objetivo.
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